06 junio 2011

El Cártel de Texis y porqué el Narcotráfico es tan poderoso en Centroamérica


(Article publicat pel Lluís a United Explanations)

Hace escasamente unas semanas una noticia estremeció a Centroamérica y en especial a los guatemaltecos: 27 campesinos brutalmente asesinados en una finca de Petén, al norte del país. Las investigaciones policiales posteriores a la masacre apuntaron directamente a un enfrentamiento entre distintos cárteles del narcotráfico que pugnan por el control de la zona. El de Petén, es uno más de los capítulos de violencia exacerbada que ha asolado al país desde que el poderoso cártel mejicano de los Zetas empezó a extender sus tentáculos hacia Centroamérica, valiéndose de métodos tan expeditivos como brutales.

Dada la situación actual, en que el gobierno nacional se ve incapaz de mantener el control de la seguridad sobre todo el territorio, Guatemala ha sido señalado por la fiscalía como el primer narco-estado de la región. El presidente Álvaro Colom compareció recientemente ante los medios para culpar a los gobiernos anteriores de haber entregado el Estado al crimen organizado. Colom también ha reconocido haber topado con las resistencia de las propias instituciones a la hora de perseguir el narco.

Más allá de las fronteras de Guatemala, el tráfico de drogas es un grave problema que afecta a toda Centroamérica, causando en gran medida los altos niveles de homicidios y violencia en la región[1].

La ruta de la cocaína desde Sudamérica hasta El Salvador según El Faro:

La droga procedente de Colombia llega a Honduras a través de dos vías principalmente: por mar, las lanchas rápidas provenientes de Colombia atraviesan el abandonado Caribe nicaragüense haciendo breves escalas hasta trepar hacia el departamento hondureño y fronterizo de Gracias a Dios. Por aire, las avionetas descienden en el selvático departamento hondureño de Olancho o en la frontera entre ambos países marcada por el río Coco. La droga se abre rutas cortando la zona central hondureña hasta llegar al departamento de Ocotepeque, frontera con El Salvador. San Fernando es el punto de relevo donde los hondureños entregan la estafeta a los salvadoreños. A través de El Caminito circula un gran porcentaje de la cocaína que pasa por El Salvador, de camino a Guatemala.

Dada la dimensión del tráfico de drogas, parece obvia una pregunta:

¿Qué hace realmente que este sea un negocio tan poderoso y difícil de combatir?

Para poder responder a está cuestión sería necesario adentrarse en las entrañas del crimen organizado y ver lo que hay dentro. Es precisamente lo que ha hecho El Faro, un periódico local de El Salvador, muy incisivo a la hora de denunciar casos de corrupción. Este medio ha publicado recientemente un extenso reportaje periodístico en que se destapa al completo el funcionamiento de un poderoso y hasta la fecha poco conocido grupo de narcotraficantes, el Cártel de Texis.

Se trata de una organización criminal que opera desde el departamento norteño de Chalatenango, en la frontera con Honduras, y a la cual se atribuye una importante porción del tráfico de drogas procedentes de Sudamérica, en su camino hacia Estados Unidos. A través del punto fronterizo conocido como el Caminito, en la localidad de San Fernando, entran por carretera cargamentos enteros de cocaína procedente de Honduras ante la inoperancia de los guardias de aduana, para después circular por medio país hasta llegar a la frontera con Guatemala. A su paso, los cartelistas siembran la corrupción y la violencia.

Según distintos Informes del Estado, al frente del Cártel de Texis está un importante empresario hotelero llamado José Salazar Umaña, famoso por ser el presidente del equipo de futbol Metapán. Chepe Diablo – que es como se le conoce en términos criminales – ha sabido aliarse con distintos cargos públicos, entre los cuales, diputados, policías, alcaldes y también pandilleros de la zona noroccidental de El Salvador.

Un barco panameño durante la confiscación de drogas más grande en la historia de la Guardia Costera de Estados Unidos.

Un barco panameño durante la confiscación
de drogas más grande en la historia de la
Guardia Costera de Estados Unidos.



Todos ellos forman parte del Cártel de Texis, cada uno juega un papel y después se llevan su parte del pastel: policías comprados por el narco custodian y transportan la droga, avisan de operativos y inspecciones; los alcaldes formalizan los negocios y ejercen de informantes privilegiados; y los pandilleros matan y trafican en mercados locales. La participación de diputados permite el acceso a las altas esferas del poder; y algunos jueces y fiscales se encargan de que cualquier intento de judicialización quede bloqueado mediante la burocratización de los procesos.


Según informa El Faro, existe una investigación policial abierta desde hace diez años sobre esta organización. Se ha logrado identificar con nombres y apellidos a los principales cabecillas del Cártel, se tiene información aproximada de los ingresos y el destino del dinero lavado, y se conoce las rutas que sigue la droga dentro del país. Sin embargo, toda esta valiosa información no ha servido para efectuar ni una sola detención hasta el momento.

Más allá de las particularidades nacionales, el modo en que opera el Cártel de Texis es prácticamente el mismo que el de muchos otros de México, Guatemala o Honduras. La debilidad endémica de las Instituciones ha permitido que los cuerpos criminales hayan accedido a estas con facilidad a base de sobornos y amenazas. Después han gozado de total libertad para actuar en el país.

El problema de la Impunidad[2] con que actúa el narcotráfico en países como El Salvador o Guatemala no tiene que ver tanto con la ineficacia de la justicia o la de los trabajos policiales como con la Corrupción.

Ver video “El Caminito” sobre el Cártel de Texis:


¿Y qué se puede hacer al respecto?

El Narcotráfico es un fenómeno de naturaleza transnacional, así que resulta insuficiente la actuación aislada de cada gobierno en su propio estado. Es necesario reforzar los mecanismos de cooperación regional para dar una respuesta política coordinada y efectiva. Por esta razón se ha creado la Comisión de Seguridad de Centroamérica, en que participan todos los estados de la región y cuyo objetivo es dar seguimiento a distintas propuestas en Seguridad regional.

Reforzar la Seguridad también requiere recursos económicos. La Administración Obama ha prometido dar 200 millones de dólares para combatir el tráfico de drogas en la región. Algo que por otro lado le conviene, ya que, según datos del Banco Mundial, más del 90% de la droga que llega a Estados Unidos lo hace por el corredor Centroamericano, unas 500 o 600 toneladas de cocaína al año.

Alvaro Colom, presidente de Guatemala






Pero como se ha intentado ilustrar, el problema del narcotráfico tiene que ver tanto con seguridad como con corrupción. A pesar de que los propios gobiernos reconocen la presencia de corrupción en la administración pública y se admite la importancia de combatirla para salvaguardar las instituciones en riesgo de ser captadas, hasta la fecha son pocos los resultados obtenidos esta lucha, más aún en comparación con lo que queda por hacer.

Una vez comprobado que los Sistema de Justicia han tenido una incapacidad alarmante de imponer el estado de derecho, hay que hacer algo urgentemente para solventar el problema de la Impunidad. Parece conveniente poner el acento en la creación de entes como la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un organismo internacional e independiente del Gobierno cuya función es la de investigar los delitos graves cometidos en el país, velar por el respeto de los Derechos Humanos y ofrecer apoyo y asistencia técnica al Gobierno y las instituciones guatemaltecas. La CICIG ha servido para encarcelar a un buen número de personas que nunca antes habían sido ni siquiera procesadas, entre los que cabe destacar un ex Presidente, un ex Ministro de Defensa y uno de Finanzas, y dos ex directores en funciones de la Policía Nacional Civil.

En un país como Guatemala, donde el narcotráfico resulta un enemigo acérrimo para el estado, el CICIG es una valiosa arma para hacerle frente.

Otros países, como es el caso de El Salvador o Honduras, se están dando cuenta de la necesidad de atajar el problema de la Impunidad cuanto antes y están considerando la creación de este tipo de organismos.

Por supuesto, resolver el problema del Narcotráfico en Centroamérica requiere, además de todos los recursos citados, mucho tiempo y verdadera predisposición política.

Para más información:
  • Artículo completo El Faro sobre el Cártel de Texis
  • Artículo El País sobre el narcotráfico en Centroamérica

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